Biografia:
Los Prisioneros es la principal banda de rock chilena de los años 80, cuando Chile aún estaba sobre las garras de la dictatudra, estos muchachos llegaron para protestar contra el sistema, el gobierno, la economia, la juventud sin dieales, etc.
Realmente el mejor exponencial de toda una generación. Es como Legião Urbana en Brasil o como Soda Stereo en Argentina.
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Outras músicas:
- El Baile De Los Que Sobran
- No Necesitamos Banderas
- Para Amar
- Por Qué No Se Van
- Tren Al Sur
- ¿quien Mato A Marilyn?
- Aceite Humano
- Algo Tan Moderno
- Argentina
- Azota
- Bailan Sin Cesar
- Brigada De Negro
- Con Suavidad
- Corazones Rojos
- Corre Como El Agua
- Cuando Te Vayas
- Cuentame Una Historia Original
- El Cobarde
- El Muro
- El Otro Extranjero
- El Vals
- El Verdadero Sexo
- Ella
- Ella Espera
- Elvis Fue Un Vampiro
- En El Cementerio
- En Forma De Pez
- En La Cripta
- Eres Mi Hogar
- Es Demasiado Triste
- Es La Lluvia Que Cae
- Europa
- Eve
- Guitarrista Flojo
- Invitado De Honor
- Jugar A La Guerra
- King
- La Gran Oportunidad
- La Noche
- La Voz De Los Ochenta
- Limpieza Racial
- Lo Estamos Pasando Muy Bien
- Lo Estamos Pasando Muy Mal
- Los Templos
- Mal De Parkinson
- Mami
- Manzana
- Mentalidad Televisiva
- Mi Casa En Un Arbol
- Mister Right
- Muevan Las Industrias
- Noche En La Ciudad
- Orgullo
- Pa Pa Pa (Cantemos Al Amor)
- Paramar
- Pastillas
- Poder Elegir
- Policias Y Ladrones
- Por Amarte
- Por Que No Se Van
- Porque No Se Van
- Que Llueva, Que Llueva
- Rock On The Rocks
- San Miguel
- Sexo
- Sin Disfraz
- Somos Solo Ruido
- Te Amo
- U.s.a. Abusa
- Ultraderecha
- Ustedes Dos
- Viento Dile A La Lluvia
- Violencia
- Voy A Trabajar
- Zombie
Quatro anos de trabalho duro!Neste mês de maio fizemos quatro anos no ar. Continuamos trabalhando na divulgação deste maravilhoso instrumento, obrigado por participar da nossa história!
Esa mañana desperté de inmediato, concilié el sueño sólo con ayuda de pastillas.
Tú sabes: la excitación que produce la conciencia de estar a punto de escribir
una página de la historia puede llegar a ser, por momentos, insoportable.
Pero yo soy un hombre de temple, el hombre escogido.
Fm
Bajo mi almohada el sobre con el solemne membrete patrio
Ab
Con las instrucciones precisas generadas por las altas mentes
Fm
que me han designado. Me siento feliz.
Ab
Me siento henchido de santo gozo justiciero.
Fm
Calzo mis zapatos y pantalones y comienzo el ritual matutino
Ab
Prolijo y calmo, como si éste fuera cualquier día de mi vida,
Eb
como si de mis manos y de mi frialdad no pendiera
Eb Em Fm
Gran parte de la seguridad de mis hijos y de tus hijos.
El desayuno está frío, pero no lo noto casi.
La ventana arroja la luz tamizada de gris del otoño en la city
Hay tiempo para una sonrisa al espejo del baño
Antes de subir al automóvil acondicionado para mi misión.
Faroles, kioscos, carnes, faldas.
Mi hija menor, la Nancita, se me viene a la cabeza
Con sus gritos en la mañana, con sus manitos en mi cabeza.
Conozco bien el camino, nada ha sido dejado al azar en esta ocasión.
Estaciono el coche a una cuadra de mi punto de acción
Rodeo la manzana y escalo sigiloso la muralla gris
que marcamos en el despacho como acceso seguro.
En mi cinturón, un revólver. En mi mente, la bandera.
Tres metros y medio de ladrillo hay entre la ventana de su baño y yo.
Subo. Mi corazón salta. Él tiene una mucama,
si se interpone, peor para ella.
Un esfuerzo más y estoy dentro, acompañado del silencio de la mañana.
Penetro por el angosto pasillo desnudo de adornos y me detengo a oír,
Los sentidos aguzados por el entrenamiento.
Em A
Creo que está sólo. ¡ Great !
Em Dm D#m Em
Ahí lo veo, de espaldas a mí, con un piyama blanco y su calma.
No me sospecha, está bebiendo café.
Doy un vistazo a su habitación y veo sus libros
Libros plagados de amenazas y falsedades.
Libros que traerían esclavitud y muerte a las misiones humanas.
Cerca de la ventana un cartel serigráfico de aquella cantante antiarte
En escasos segundos, con la mano en el gatillo y el sudor
En mis sienes pienso en mis emblemas, en los hombres justos
y viriles que me han la misión histórica de evitar el odio.
En la calle que llevará mi nombre.
Pero no quiero que muera sin saber por qué muere.
Le llamo por su nombre. Leo el terror y una mueca
de desilusión en su odiado rostro.
Le pregunto: ¿Por qué no cantas ahora?
¿Qué fue de tu retórica? ¿ Porqué no desafías
al aire y con el puño cerrado?
No espero su respuesta, y disparo...
Tú sabes: la excitación que produce la conciencia de estar a punto de escribir
una página de la historia puede llegar a ser, por momentos, insoportable.
Pero yo soy un hombre de temple, el hombre escogido.
Fm
Bajo mi almohada el sobre con el solemne membrete patrio
Ab
Con las instrucciones precisas generadas por las altas mentes
Fm
que me han designado. Me siento feliz.
Ab
Me siento henchido de santo gozo justiciero.
Fm
Calzo mis zapatos y pantalones y comienzo el ritual matutino
Ab
Prolijo y calmo, como si éste fuera cualquier día de mi vida,
Eb
como si de mis manos y de mi frialdad no pendiera
Eb Em Fm
Gran parte de la seguridad de mis hijos y de tus hijos.
El desayuno está frío, pero no lo noto casi.
La ventana arroja la luz tamizada de gris del otoño en la city
Hay tiempo para una sonrisa al espejo del baño
Antes de subir al automóvil acondicionado para mi misión.
Faroles, kioscos, carnes, faldas.
Mi hija menor, la Nancita, se me viene a la cabeza
Con sus gritos en la mañana, con sus manitos en mi cabeza.
Conozco bien el camino, nada ha sido dejado al azar en esta ocasión.
Estaciono el coche a una cuadra de mi punto de acción
Rodeo la manzana y escalo sigiloso la muralla gris
que marcamos en el despacho como acceso seguro.
En mi cinturón, un revólver. En mi mente, la bandera.
Tres metros y medio de ladrillo hay entre la ventana de su baño y yo.
Subo. Mi corazón salta. Él tiene una mucama,
si se interpone, peor para ella.
Un esfuerzo más y estoy dentro, acompañado del silencio de la mañana.
Penetro por el angosto pasillo desnudo de adornos y me detengo a oír,
Los sentidos aguzados por el entrenamiento.
Em A
Creo que está sólo. ¡ Great !
Em Dm D#m Em
Ahí lo veo, de espaldas a mí, con un piyama blanco y su calma.
No me sospecha, está bebiendo café.
Doy un vistazo a su habitación y veo sus libros
Libros plagados de amenazas y falsedades.
Libros que traerían esclavitud y muerte a las misiones humanas.
Cerca de la ventana un cartel serigráfico de aquella cantante antiarte
En escasos segundos, con la mano en el gatillo y el sudor
En mis sienes pienso en mis emblemas, en los hombres justos
y viriles que me han la misión histórica de evitar el odio.
En la calle que llevará mi nombre.
Pero no quiero que muera sin saber por qué muere.
Le llamo por su nombre. Leo el terror y una mueca
de desilusión en su odiado rostro.
Le pregunto: ¿Por qué no cantas ahora?
¿Qué fue de tu retórica? ¿ Porqué no desafías
al aire y con el puño cerrado?
No espero su respuesta, y disparo...
Los Rodriguez
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