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Mientras su madre se quemaba al sol
B
el niño alérgico a la sal miraba al mar
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buceaba con los ojos.
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Se imaginaba sin camisa ni
B
extremidades, sin nariz ni pantalón
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y dibujaba un pez.
A#m F#
Se zambulló sin aguantar
A#m
la respiración.
B
Hay cuentos sin final
F# A#m
y el que no quiera escuchar nunca sabrá
B F# A#m
no sabrá, si ha perdido el valor de preguntar.
(Y ahora sigue así todo el rato)
Con disciplina y resignación
el viejo que vivía harto de vivir
contaba sus pastillas.
Envenenaba el aire a su alrededor
hasta que un día que fue el último
a punto de dormir.
Oyó su voz, su propia voz
en la niñez.
Hay cuentos sin final
y el que no quiera escuchar nunca sabrá
no sabrá, si ha perdido el valor de preguntar.
Reconoció su propia voz y al entender
se zambulló en la niñez sin aguantar
A respiración.
Hay cuentos sin final
y el que no quiera escuchar nunca sabrá
no sabrá, si ha perdido el valor de preguntar.